Spora: el cuero vegano de Requínoa que seduce a los family offices
La empresa acaba de fichar al cofundador de NotCo Pablo Zamora como inversionista y director de estrategia. “Queremos demostrar que desde Chile se puede competir con Silicon Valley”, dice Hernán Rebolledo, CEO de Spora Biotech.
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En el último año de publicidad en la UDD, el estudiante Hernán Rebolledo junto a otros tres compañeros se enfrentaron a la tesis: debían presentar un proyecto innovador en el mundo agrícola. Sin entender mucho ese sector escogieron los hongos.
En una conversación con un amigo que trabajaba en la empresa de reciclaje TriCiclos éste les comentó: "Si estás con hongos, tienes que ver lo que hace MycoWorks", la compañía fabricante de cueros a partir de micelio (la parte del fungi que no corresponde a la flor y generalmente crece bajo tierra) en la cual acaban de poner fichas Natalie Portman y John Legend, además del fondo Humboldt ligado al hijo de Isidoro Quiroga.
Con la idea de replicar la idea gringa, comenzaron a trabajar un proyecto. "Al principio nos fue pésimo. 'No te la compro, no lo vas a lograr'", les dijeron los profesores, relata Rebolledo. Contactaron al fundador de MycoWorks, Phil Ross, y éste les envió un video motivacional. "Dependerá de ustedes crear infraestructura chilena para usar micelio como biomaterial. serán los primeros allí, así que tendrán una ventaja increíble. Y por mucho que me complace responder cualquier pregunta que tengan mientras avanzan, se tratará de su propio ingenio y averiguar dónde es más necesario este material. Luego tendrán su éxito", les dijo.
El grupo de publicistas compró micelio de hongos y lo hizo crecer en la casa de Rebolledo. Cuando estaba listo lo metieron al horno para secarlo. El resultado: un pedazo de 2x2 cms que parecía cuero. "Si nosotros sin ser expertos pudimos hacer esto, es porque algo hay", reflexionaron.
La tesis pasó sin pena ni gloria en la universidad. Los tres compañeros egresaron y tomaron caminos propios, menos Rebolledo, que insistió en la idea y se la presentó a José Miguel Figueroa, que en 2010 había formado en Requínoa, VI Región, el centro de innovación agrícola CER. Él le creyó. "Cuando vio las oportunidades que se podían hacer con hongos: los biomateriales, ladrillos, construcciones, cuero... explotó igual que yo", cuenta Rebolledo.
Ahí nació Spora Biotech.
Si 2017 fue el año de investigación, 2018 fue de estudio de mercado y de las primeras pruebas a mayor escala. "Las etiquetas que lográbamos eran muy chicas al comienzo y de a poco fuimos aumentándolas en el laboratorio", relata Hernán Rebolledo, CEO de la empresa.
Para crecer necesitaban plata: recurrieron a Corfo, quienes a través de la incubadora Austral les otorgó los primeros $60 millones. En paralelo los socios comenzaron a acercarse a marcas para contarles lo que estaban desarrollando para generar alianzas comerciales y ver si lo que tenían en mente tenía interés comercial. La respuesta fue positiva. "Nos acercamos a la marca outdoor chilena Gnomo y cerramos con ellos una alianza para hacer un 'go to market' muy grande a fines de 2021", agrega.
Entre enero y mayo de este año los dos fundadores se dedicaron a presentar el proyecto a los primeros inversionistas que apostaran con capital semilla por la startup. El monto, dicen, prefieren mantenerlo en reserva, así como los nombres. Lo que tenían en mente era un plan mayor: reclutar con esos recursos al mejor equipo posible.
En una conversación con el cofundador de NotCo Pablo Zamora -a quien Figueroa conocía hacía años por el CER- le contaron sobre el emprendimiento y le preguntaron quién sería el mejor científico para liderar la iniciativa. "Leopoldo Naranjo", les respondió.
El PhD venezolano, y académico de la Universidad Regional Amazónica Ikiam, trabajaba como asesor científico en MycoWorks. Pasaba la mitad de su tiempo en EEUU y la otra mitad en Ecuador donde tiene un laboratorio. Vía Zoom lo convencieron de trasladarse a Requínoa junto a su equipo.
Naranjo trajo a su vez a los venezolanos Keyla Fuentes, postdoctorada en nanotecnología de biosensores que trabajaba en México en el Centro de Investigación de Materiales Avanzados, y al biólogo molecular David Rosales, experto en proteínas recombinantes. Hace una semana cerraron el último fichaje: Pablo Zamora, quien entró como inversionista y director estratégico.
"En Chile se acaba de ensamblar el equipo que va a desarrollar la nueva generación de biotextiles en el mundo con tendencias biotech muy potentes que no se estaban aplicando en la industria como es la nanotecnología, la biología sintética y la edición genética", dice Rebolledo.
Zamora cuenta que durante el verano viajó a Estados Unidos a una reunión con la incubadora Indie Bio, que había sido inversionista en NotCo. "Yo estaba buscando un laboratorio para hacer algunos experimentos y Leopoldo estaba en el mismo espacio", relata. Ahí le comentó que existía esta empresa chilena que estaba partiendo, y que a diferencia de la estadounidense donde el venezolano era advisor -que está enfocada en la industria textil de lujo- tenía una mirada más democrática, es decir de costos más accesibles. "Por qué no te contactas con ellos y articulas algo", le dijo, aún sin saber que meses más tarde él se sumaría a la misma.
"Siempre me ha interesado el uso de análogos para sacar al animal de la ecuación. Me hacía mucha lógica apoyar emprendimientos que van en esta línea", asegura Zamora. "Nosotros", dice ahora como parte de Spora, "vamos a ser más grandes que MycoWorks. Queremos meternos en la industria automotriz, de la moda, de los artefactos porque lo que queremos es que no se produzca más cuero de vaca".
Rebolledo explica que la industria de los cueros "está creando problemas reales que alejan mucho al consumidor millennial y a la Generación Z. Además del abuso animal y el cambio climático, hay una responsabilidad humanitaria gigante: en India el trabajo infantil es muy potente, y en Suiza e Italia, países primermundistas, los trabajadores de las curtiembres tienen hasta 50% más de posibilidades de generar cáncer porque trabajan con tóxicos cancerígenos. Entonces hay un lado B del cuero que va más allá".
La apuesta de Spora es fabricar cuero más rápido que el animal y que sea más resistente, para ser incorporado luego en distintas fabricaciones: así como existe la tecnología Gore-Tex que tiene amplio uso en la ropa outdoor por su impermeabilidad, estará Spora-Tex, que el día de mañana podrá estar en una zapatilla o anteojo, ejemplifican.
En estos momentos Leopoldo Naranjo está en su laboratorio en la Amazonía buscando nuevas cepas funji. Mientras, los socios están levantando una "ronda puente" (entre el capital semilla y la serie A que llevarán a cabo en seis meses más).
"Esta semana le presenté esto a tres inversionistas internacionales que quieren entrar", dice Zamora. Figueroa y Rebolledo, en tanto, se han reunido con distintos family office chilenos -entre ellos el grupo Bethia y Olivo Capital- para dar a conocer la empresa. "Queremos levantar entre US$ 500 mil a US$ 1 millón", dice el CEO.
En los próximos 12 meses Spora deberá fabricar mantas de 40 pies cuadrados, el equivalente a lo que produce una vaca en tres años. Con ese hito podrán asegurar que están reemplazando la producción animal con biotecnología. "Nuestro valor es la eficiencia y la tecnología. Porque a diferencia de los grandes fabricantes tenemos múltiples cepas y edición genética", señala Rebolledo.
Naranjo, CSO de la empresa, complementa: "Más allá del aislamiento de cepas fúngicas promisorias de la biodiversidad, al introducir la biología sintética y la edición de genomas obtendremos cepas con características fenotípicas mejoradas que mejorarán el crecimiento, color, textura, resistencia mecánica, etc.".
"Con esto", remata el publicista, "queremos desarrollar el mercado Latinoamericano y demostrar que desde Chile se puede competir con Silicon Valley".